Psicoterapia integrada
Luis Fernando Tobon, psicólogo
No es posible iniciar un proceso de cambio si no existe una visión completa de todos los aspectos que componen un ser humano. La especificidad como seres humanos reside en el hecho de que todos los niveles que existen desde el nacimiento están interconectados entre sí, formando un sistema de funcionamiento armonioso, perfecto e integrado.
Por lo tanto, es indispensable interesarse por el conjunto de los niveles y funciones que componen un ser humano y no solo por uno de los aspectos, por muy maduro y desarrollado que esté. El objetivo es estimular, con suavidad y al ritmo de cada uno, una dinámica profunda que dé movilidad al conjunto del sistema y, de esta forma, generar cambios que afecten las distintas capas, desde la más profunda hasta la más superficial.
A menudo, en la edad adulta, la función que más está presente en nuestra vida es la del intelecto, el pensamiento, la mente. Y con frecuencia, este intelecto, que parece funcionar muy bien, se encuentra separado del resto de los niveles.
Nos encontramos con pensamientos que parecen ser claros, y sin embargo, el malestar puede hacerse sentir. La angustia puede hacernos perder el rumbo. El miedo puede bloquearnos.
La tristeza puede invadirnos, y podemos sentirnos perdidos, indefensos, con la incapacidad de usar nuestra inteligencia para encontrar la dirección que sería la mejor.
Es en este momento cuando la visión INTEGRADA en PSICOTERAPIA es esencial, porque permite observar y despertar otros aspectos que hasta ese momento estaban dormidos, olvidados y dejados de lado en nuestra prisa por crecer y convertirnos en seres adultos "respetables" y "aceptables".
No siempre es eficaz utilizar la función cognitiva para hablar, analizar, interpretar, dar vuelta al problema que se presenta. Tampoco siempre es útil llevar todo a la historia personal y al pasado.
En cambio, puede ser muy útil y muy eficaz despertar otros niveles que están allí, que forman parte de nosotros desde el principio y que hemos dejado de lado para dedicarnos a ser « inteligentes ».
Esos aspectos pueden ayudarnos a crear otro contacto dentro de nosotros mismos y recuperar un espacio olvidado en el que reaprenderemos a sentirnos más seguros, menos invadidos por el problema que nos preocupa, y con la distancia necesaria para encontrar el cambio que se impone.
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